Los bebés no deben consumir hongos hasta por lo menos seis meses de edad o más. Los hongos más suaves, de mejor sabor y más seguros para los bebés son los hongos cremini prelavados y prelavados. Los bebés, o adultos, nunca deben comer setas crudas debido al riesgo de ingesta de bacterias.
Se recomiendan los hongos cocidos, ya que son más adecuados para la paleta de un bebé, pero deben cortarse en trozos pequeños para eliminar los peligros de asfixia.
Aunque comúnmente se piensa que tiene muy poco valor nutricional, muchos de los hongos son ricos en fibra y proporcionan importantes vitaminas, como la niacina, la riboflavina, la tiamina y la vitamina C, lo que lo convierte en un complemento saludable para cualquier dieta.