Cada tres o cinco años, se sabe que los robles dejan caer sus bellotas temprano. Varias teorías intentan explicar este fenómeno; por ejemplo, el árbol puede necesitar preservar su energía y no puede gastar la energía necesaria para que las bellotas alcancen la madurez.
Contrariamente a la superstición, las bellotas que caen prematuramente de los robles no indican un invierno más temprano o más frío. La mayoría de las bellotas maduran a fines del verano y comienzan a caer en septiembre u octubre. Sin embargo, las tensiones específicas en el roble, como la falta de agua, la falta de nutrientes y otros factores ambientales, pueden hacer que las bellotas caigan prematuramente.