La práctica entre los monjes budistas de afeitarse la cabeza es un símbolo del desapego, particularmente del ego o el yo. El cabello de la cabeza, o "kesa", es para muchos budistas uno de los cinco Rasgos que obstruyen el conocimiento de la naturaleza eterna. Tradicionalmente, los monjes se afeitan la cabeza como parte de su ordenación o, como dicen los japoneses, "tokudo", que significa "ir al otro lado".
Después de la ordenación, es común en algunas tradiciones, como Jodo Shinshu, que los monjes dejen que su cabello crezca nuevamente. En muchas otras tradiciones, sin embargo, se espera que los monjes mantengan su cabello limitado a una longitud de dos dedos de ancho. Con este fin, es común afeitarse la cabeza al menos una vez al mes y, a veces, una vez cada 2 semanas. La barba también se elimina.
Según la historia budista, Siddhartha Gautama se afeitó la cabeza como parte de su renuncia a la vida de palacio. Por lo tanto, para muchos monjes, afeitarse la cabeza es un medio simbólico de encarnar a su principal maestro espiritual. Algunos ascetas budistas indios van aún más lejos y se arrancan el cabello, en lugar de afeitarse.
Algunas monjas budistas también se afeitan la cabeza pero, como sucede con los monjes, no es una práctica universal. Una observación similar por parte de muchos monjes y monjas budistas es evitar eliminar o morir las canas, que sirven como un recordatorio de la impermanencia del cuerpo físico.