En la obra de William Shakespeare "Julio César", Artemidorus no logra que Julio César lea su advertencia porque apela al César de manera incorrecta. Le dice al César que la nota es de importancia personal para el César. , Artemidorus consigna su nota al final de la correspondencia de César.
Al ver a César en la calle en esos fatídicos idus de marzo, Artemidoro llama a César y le dice: "Oh César, lee el mío primero; el mío es un traje /Eso lo acerca más al César: lee, gran César". César responde con desdén: "Lo que nos toque a nosotros mismos será el último en ser servido". Al no leer la advertencia de Artemidoro, César se condena al asesinato de Casio, Bruto y los demás conspiradores.