Los teléfonos móviles son buenos y malos. En el lado positivo, ayudan a las familias a mantenerse conectadas y son útiles en situaciones de emergencia. Durante los cortes de energía cuando el servicio telefónico tradicional está fuera, los teléfonos móviles pueden seguir funcionando. Permiten que las personas mayores permanezcan independientes en sus hogares porque la ayuda puede ser convocada rápidamente. Además, las personas pueden usarlos para acceder a información importante de forma inmediata, como noticias y el clima.
En el lado negativo, a los expertos les preocupa que los teléfonos móviles causen distintos niveles de adicción e interfieran con las relaciones personales. Pueden impactar negativamente en el sueño y disminuir la concentración entre los niños que se distraen con sus teléfonos cuando estudian. Los estudios demuestran que los teléfonos móviles pueden causar ansiedad y depresión, especialmente en adolescentes. Los acosadores a veces los usan como herramientas para enviar mensajes intimidantes o fotos embarazosas a las víctimas.
Los teléfonos pueden transportar bacterias que enferman a las personas. El peligro de la radiación de los teléfonos móviles no se comprende completamente, pero los científicos creen que dicha radiación puede afectar el desarrollo del cerebro de los niños e incluso puede causar tumores cerebrales. El uso de teléfonos móviles, especialmente para enviar mensajes de texto, es extremadamente peligroso mientras conduce. La Comisión Federal de Comunicaciones informa que más del 10 por ciento de las personas de 18 a 20 años involucradas en accidentes automovilísticos fueron admitidas a mensajes de texto mientras conducían.