Apolo era el más famoso como el dios del tiro con arco y el dios de la profecía y los oráculos. Era portador de plagas y enfermedades, como se ve en la "Ilíada" de Homero, además de la medicina y la curación religiosa. Apolo fue el más grande de todos los músicos; Supervisó la poesía y la danza. Él encarnaba la luz física e intelectual, la belleza y la razón, y su oráculo en Delfos fue considerado el más grande del mundo antiguo.
Apolo representó el epítome de la juventud masculina en su apogeo: afeitado, no casado, inteligente y considerado, bien versado en todas las habilidades y en el control. No se deleitaba en la caza como su hermana gemela Artemisa, sino que lanzaba sus flechas a monstruosas criaturas, como el pitón que originalmente habitaba en Delfos y otros que iban más allá de los límites propios del orden y la sociedad. Apolo, siempre joven, eterno y eterno, a menudo era visto como lo opuesto a Dionisio, un símbolo de muerte y renacimiento continuos que eliminó las inhibiciones, agitó las emociones y llevó a los seguidores y enemigos a la locura. Apolo derivó sus poderes de esta antigua percepción.
Uno de sus principales epítetos fue "Apolo del arco plateado" debido a su habilidad y precisión con cada flecha. Sus flechas siempre asestaban un golpe mortal a menos que enviara una plaga con ellos. En la Guerra de Troya, Apolo se puso del lado de Troya y envió una horrible plaga para devastar a los griegos. Apolo fue quien guió la flecha de París hacia el talón de Aquiles, matando al héroe griego.