Se recomienda aplicar selladores de entradas a temperaturas que oscilen entre 75 y 90 grados Fahrenheit. Sin embargo, el sellante puede aplicarse cuando el aire y el asfalto hayan alcanzado una temperatura mínima de 65 grados Fahrenheit y están aumentando. Se debe evitar el sellado cuando las temperaturas superen los 95 grados Fahrenheit.
Las calzadas deben sellarse bajo cielos despejados sin posibilidad de lluvia, ya que las condiciones de sombra o humedad hacen que los selladores tarden más en curarse. Un camino de entrada que esté demasiado caliente puede secar el sellador demasiado rápido, dando como resultado un acabado desigual. Sellar un camino de acceso en condiciones que son demasiado frías puede impedir que el sellador se cure como debería.