Las desventajas de la integración regional incluyen capacidades fiscales limitadas, centralización cultural, creación de bloques comerciales, desviación del comercio y entrega de cierto grado de soberanía. La integración regional se refiere a varios acuerdos económicos y políticos que se forman entre países soberanos.
Algunos ejemplos de tratados de integración regional incluyen el tratado de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, la Unión Europea, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
Algunos tratados de integración regional, como la Unión Europea, crean una moneda común, y esto conduce a crisis fiscales. Con la integración regional, los países individuales no pueden controlar el suministro de su moneda para satisfacer sus condiciones económicas. Cuando una entidad más poderosa controla esa moneda, como el euro, los países individuales renuncian al poder de controlar su moneda y esto debilita su economía.
La integración regional conduce a la centralización cultural, lo que puede resultar en la pérdida de culturas únicas dentro de una región. Por ejemplo, la Unión Europea solo considera algunos idiomas como medios oficiales de comunicación, sin incluir los idiomas utilizados por las comunidades remotas en Europa, como el bretón, el galés y el frisón.
La mayoría de las integraciones regionales tienden a aumentar las barreras contra todos los países que no son miembros, lo que resulta en la creación de bloques comerciales. Cuando se crean barreras comerciales, los países desvían el comercio a los países miembros, independientemente de la pérdida que puedan incurrir. Por ejemplo, un país miembro deja de comerciar con un país no miembro que fabrica productos a un precio más barato y opta por un país miembro que fabrica los mismos productos a un costo mayor.
Cuando se forman tratados de integración regional, los países miembros deben renunciar a algunos poderes sobre políticas clave, como las políticas fiscales, comerciales y monetarias.