Los perros que se comportan bien no se alejan, corren ni se esconden cuando conocen a nuevas personas. Son guardias y compañeros confiables. Un perro de buen comportamiento ladra para avisarte si alguien está en la puerta. Permanece tranquilo cuando se prepara y se comporta bien en los viajes al veterinario. Si bien un perro puede retroceder un poco cuando recibe una inyección, ese tipo de reacción suele ser normal.
Un perro que se porta bien no tira de la correa cuando está siendo paseado, ni se vuelve salvaje cuando se desata su correa. Los comandos básicos siempre se siguen también. Un perro debe ladrar o quedarse quieto al mando.
El mal comportamiento del perro generalmente surge del estrés o el aburrimiento. El mal comportamiento incluye cavar, masticar, ladrar, articular y saltar hacia arriba y hacia abajo. Debido a que estas actividades son instintivas, es responsabilidad del dueño del perro enseñar qué comportamientos son apropiados o inapropiados.
Se alienta el buen comportamiento cuando los límites se establecen y aplican de manera consistente. Reforzar el buen comportamiento de un perro recompensándolo con juguetes, golosinas y atención. Ignore el comportamiento inapropiado y nunca use la fuerza física.
La socialización temprana ayuda en gran medida a establecer un buen comportamiento. Antes de que un perro tenga 12 semanas de edad, preséntelo a amigos y familiares, estableciendo fechas de juego para que pueda mezclarse con otros perros. Familiarícelo con diversos entornos y vistas, exponiéndolo a tantas personas y entornos como sea posible.