Algunos ejemplos de poemas metafísicos incluyen "A His Coy Mistress" de Andrew Marvell, "The Collar" de George Herbert y "The World" de Henry Vaughan. Cada uno de estos poemas trata temas de la experiencia humana desde una perspectiva meditativa y seria. En "To His Coy Mistress", por ejemplo, Marvell realiza un estudio del amor como una fuente breve y fugaz de felicidad, al construir su argumento con palabras y frases como "pero" y "ahora, por lo tanto".
La poesía metafísica se caracteriza generalmente por su brevedad e intensidad, haciendo uso del humor y el juego de palabras para ocultar una postura subyacente y reflexiva sobre temas eternos.
Aunque "To His Coy Mistress" es esencialmente un poema secular, Dios es un tema recurrente en muchos otros ejemplos.
Por ejemplo, John Donne, uno de los poetas metafísicos clave entre los siglos XIV y XV, contempla la relación del individuo con Dios y la muerte en muchas de sus obras, quizás más notablemente en su colección de "Holy Sonnets". Fue influenciado tanto por la opresión religiosa de su tiempo como por sus experiencias personales, como la pérdida de su esposa.
Uno de los mejores ejemplos de temas tan importantes que se tratan de manera alegre y humana proviene de "El mundo" de Vaughan, que comienza con la frase: "Vi la Eternidad la otra noche".