La mayoría de las superficies se pueden desinfectar con una solución de una taza de lejía en un galón de agua. Para que sea efectivo, este desinfectante se debe hacer con lejía doméstica sin fragancia de uso regular.
Antes de aplicar el desinfectante, la superficie debe limpiarse con agua tibia y jabón para eliminar la suciedad o los residuos y enjuagar con agua limpia. Una vez que se usa la solución de cloro, se debe dejar secar al aire. Por seguridad, esta mezcla nunca debe mezclarse con productos que contengan amoníaco. Como la lejía es cáustica, se deben usar guantes de goma y abrir las ventanas y puertas para permitir que circule el aire fresco.