Los romanos y los griegos llamaban a Prometeo por el mismo nombre. En ambas tradiciones míticas, Prometeo era el hijo de Titán Iapeto, y ayudó a la humanidad robando fuego a los dioses. Como castigo, fue encadenado a una roca, un águila devorando su hígado regenerado todos los días.
Los romanos conservaron los orígenes griegos de Prometeo, pero agregaron dos detalles significativos. El Prometeo romano creó a los hombres del polvo, una historia que se refleja en la creación bíblica del hombre. También en los cuentos romanos, Prometeo es maldecido con una esposa, la hermosa Pandora, cuya curiosidad lleva a la liberación de todos los males del mundo sobre la humanidad.