Las plantas utilizan el azúcar para obtener energía durante la noche y como elementos básicos para el crecimiento. Las plantas pueden almacenar el azúcar en diferentes formas, incluida la maltosa, la sacarosa, la fructosa y la glucosa. Pueden convertir el azúcar en almidones.
Las plantas usan la fotosíntesis para producir azúcar, que sirve como fuente de energía y se usa para ayudar al crecimiento de las plantas. Este proceso ocurre solo durante el día, ya que las plantas necesitan luz solar para llevar a cabo la fotosíntesis. El exceso de azúcar producido se almacena en la planta hasta que se necesita, como por la noche o durante el invierno. Durante esos momentos en que la planta no puede usar la fotosíntesis para obtener energía, esas reservas de azúcar ayudan a mantener la planta saludable y le permiten continuar creciendo.
Las plantas también convierten el azúcar en almidón, que es un componente central de las paredes celulares de las plantas. Estas paredes almidonadas rodean las células fotosintéticas de las plantas, sirviendo de protección y soporte estructural. El almidón está formado por cadenas de moléculas de azúcar, a veces miles de estas moléculas. Hay algunas plantas que tienen más almidón que otras, y generalmente son plantas que tienen tubérculos como las papas, pero también incluyen arroz y trigo. Estas plantas también pueden descomponer sus almidones para obtener combustible cuando sea necesario. Los almidones proporcionan una gran cantidad de energía porque están formados por muchas moléculas de azúcar simples.