Limpie un recipiente de agua de cinco galones lavando, desinfectando y secando. El proceso requiere solo unos minutos, pero el secado al aire para evitar el crecimiento de bacterias lleva la noche. Con el cuidado y la limpieza adecuados de la botella, la mayor parte del agua del grifo permanece en buenas condiciones hasta por 90 días.
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Lavar con bicarbonato de sodio
Mezcle media taza de bicarbonato de sodio con un galón de agua. Use la solución para enjuagar el recipiente vacío varias veces.
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Desinfecte con cloro
Elimine las bacterias que queden en el recipiente agregando 1 a 2 cucharadas de cloro en el recipiente. Vuelva a colocar la tapa y gire el recipiente para que la lejía haga contacto con todas las superficies. Deje el cloro en la botella durante 15 minutos. Enjuague el recipiente con agua del grifo hasta que desaparezca el olor a lejía. Tres cucharadas de peróxido de hidrógeno en la botella proporcionan una alternativa al blanqueador, pero requieren un tiempo de remojo de una hora antes de enjuagar.
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Secar y almacenar en un área limpia
Al volver a llenar las botellas después de lavarlas y desinfectarlas, no es necesario secarlas. Para las botellas que se almacenan vacías, permita que se drenen y se sequen al aire durante la noche para evitar el crecimiento de bacterias durante el almacenamiento. Coloque la tapa en la botella antes de guardarla para evitar la contaminación. Vacíe y vuelva a lavar las botellas de agua llenas cada tres meses.
