La temperatura afecta la consistencia de la pintura, el tiempo de secado, la apariencia y la durabilidad. Los rangos de temperatura recomendados varían entre las marcas, y los fabricantes incluyen esta información en su empaque. Las pinturas, barnices y selladores funcionan mejor cuando se aplican y se dejan secar a una temperatura aceptable.
Las pinturas, barnices y selladores aplicados en temperaturas frías requieren un tiempo de secado prolongado. En casos extremos, el frío amargo previene el secado por completo. El calor tiene el efecto contrario. Los productos que se aplican en temperaturas excesivamente altas se secan demasiado rápido y con frecuencia desarrollan protuberancias, ampollas y otras imperfecciones.
Las temperaturas extremas también hacen que las pinturas, barnices y selladores secos se expandan y contraigan. Las pinturas expuestas al frío severo a menudo se encogen y agrietan. Esto afloja el enlace con la superficie subyacente y conduce a la descamación, astillado y pelado. Los recubrimientos aplicados en climas muy cálidos son particularmente vulnerables al daño por temperaturas frías.
Otros problemas climáticos, como el viento, las precipitaciones y la humedad, también afectan a las pinturas y otros recubrimientos. Los productos que se dejan secar en vientos fuertes curan rápidamente y sin formar enlaces superficiales robustos. Los vientos fuertes también desfiguran las superficies recién pintadas al soplar polvo, polen e insectos en la pintura de secado. Las precipitaciones son una seria amenaza para un secado adecuado y frecuentemente arruinan trabajos de pintura fresca. La humedad es otra preocupación, especialmente al pintar superficies de madera hinchadas por la humedad. Las pinturas, barnices y selladores aplicados a la madera saturada no forman enlaces confiables y son propensos a pelarse, burbujear y formar escamas.