La parábola de la oveja perdida es un pasaje de la Biblia cristiana en el que Jesús cuenta la historia de un pastor que busca una oveja que falta en su rebaño de 100 ovejas. La parábola de la oveja perdida se encuentra en dos lugares en el Nuevo Testamento cristiano: Lucas 15: 1-7 y Mateo 18: 12-14.
El pastor en la parábola representa a Jesús y la oveja perdida representa a una persona perdida a quien Jesús busca y devuelve a sí mismo con gran regocijo. En el relato de Lucas, los fariseos y los líderes religiosos regañan a Jesús por asociarse con los recaudadores de impuestos y los pecadores. En respuesta a los líderes religiosos, Jesús usa la parábola de las ovejas perdidas para ilustrar su amor y preocupación por cada persona individual. Jesús condena aún más la actitud de los fariseos al decir que se regocija más por las ovejas perdidas que recupera que por las 99 que nunca se pierden.
En el libro de Lucas, esta parábola es la primera de tres enseñanzas paralelas: la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo. Los temas comunes en las tres historias son el arrepentimiento, la redención y la restauración. Juan 10: 11-18 es una referencia cruzada a la parábola de las ovejas perdidas. En este pasaje, Jesús se llama a sí mismo el Buen Pastor y nuevamente expresa su voluntad de restaurar sus ovejas perdidas a cualquier costo.