Hay algunos limpiadores de lechada que producen vapores tóxicos, especialmente aquellos con altas concentraciones de lejía o ciertos ácidos. El ácido muriático o clorhídrico es uno de los ácidos más peligrosos que se utilizan como limpiadores de lechada. Cuando se mezcla con agua, produce vapores altamente corrosivos que pueden dañar los accesorios de cromo y de baño, así como destruir los tejidos de los pulmones y la piel. Los vapores también son inflamables e indetectables, y pueden viajar fácilmente por toda la casa.
Las pequeñas bolsas de cristales de ácido pueden quedar atrapadas en las superficies porosas de la lechada y losetas después del enjuague y luego emitir gases cuando entran en contacto con el agua u otros limpiadores. Los limpiadores de lechada con fuertes concentraciones de cloro también emiten humos tóxicos cuando se exponen al dióxido de carbono u otros productos químicos. El vapor formado por la lejía de cloro es un grave irritante de los pulmones que es fatal en altas concentraciones.
Aunque la mayoría de los productos disponibles comercialmente para la limpieza de lechada en el hogar son generalmente seguros cuando se usan según las instrucciones, pueden llegar a ser letales cuando los consumidores ignoran las precauciones de seguridad. La mezcla de cloro con amoníaco o ácidos produce gases que no son detectables y, a menudo, fatales, especialmente cuando se usan en áreas con poca ventilación donde la lechada tiende a necesitar más limpieza.
Los expertos recomiendan el uso de productos que contengan productos químicos no tóxicos como el blanqueador de oxígeno, que no produce vapores. Las mezclas caseras de bicarbonato de sodio con vinagre o jugo de limón también son efectivas para limpiar baldosas y lechadas sin producir humos tóxicos.