La distribución de la población se ve afectada por factores ambientales, recursos naturales, proximidad al agua y la capacidad de crecer u obtener alimentos. Las áreas en las que las poblaciones son pequeñas generalmente carecen de una de estas cuatro cualidades. La disponibilidad de puestos de trabajo también afecta a la población.
Para construir una civilización próspera, hay ciertas cualidades que debe tener un área geográfica. Primero, el clima debe ser algo a lo que las personas puedan adaptarse. Los lugares extremadamente calurosos o fríos son difíciles de vivir, así como los lugares con clima extremo. Esta es la razón por la que grandes masas de tierra como Groenlandia y la Antártida están escasamente pobladas. Los recursos naturales también son necesarios para que las personas sobrevivan. Las personas deben poder obtener las materias primas necesarias para construir lugares donde vivir y trabajar. También deben poder mantener cultivos o criar ganado. El agua es esencial para la supervivencia humana. Es por esto que las civilizaciones más tempranas del mundo crecieron alrededor de cuerpos de agua. El agua es un recurso crítico que facilita la vida y puede servir como medio de transporte. El agua también riega los cultivos y permite que los animales prosperen, lo que crea una fuente de alimento para aquellos que se asientan allí. La falta de oportunidades laborales suficientes puede ser la explicación de áreas en las que se han formado pequeñas poblaciones pero que no han aumentado significativamente.
