La primera obra de Shakespeare fue probablemente la Parte I de Enrique VI, que se realizó por primera vez entre 1590 y 1591 y se imprimió en 1594. Debido a que no existen fechas registradas para las primeras representaciones de ninguna de las obras de Shakespeare, los estudiosos Tomar decisiones basadas en varios tipos de información.
Las referencias a los eventos reales de la época, los diarios personales de los actores y otros contemporáneos, las fechas impresas y los registros de la corte real son fuentes utilizadas en la construcción de los plazos de ejecución. Los dramaturgos en la época isabelina tenían que registrar su trabajo. Estaba sujeto a una fuerte censura, por lo que muchos de ellos escribieron con nombres falsos o evitaron registrarse. Además, Shakespeare nunca reclamó la autoría de ninguno de sus trabajos ni supervisó la impresión. Estos factores combinados hacen que sea casi imposible fechar las presentaciones con precisión.