El propósito de un experimento es probar una hipótesis y llegar a una conclusión. Cuando un científico tiene una pregunta sobre el mundo o un hecho que desea probar, experimenta.
La experimentación es una de las partes clave del método científico. Bajo el método científico, un científico hace una pregunta o forma una hipótesis. Luego, basándose en la investigación o en el conocimiento previo del tema en cuestión, el científico diseña un experimento para probar esa hipótesis. El científico generalmente realiza el experimento varias veces hasta que tiene una cantidad significativa de datos. Después de analizar los datos derivados del experimento, el científico llega a una conclusión.
Para que puedan obtener una conclusión precisa, los científicos responsables deben realizar experimentos justos. Hay varias formas de hacer que un experimento sea justo, pero al comparar el desempeño de dos o más sujetos, la mejor manera de hacer que el experimento sea justo es mediante la inclusión de una sola variable.
Por ejemplo, si un científico quiere comparar la rapidez con la que caen objetos diferentes cuando se sueltan de una estructura alta, los objetos deberían ser la única variable. Todos los otros factores del experimento, como la altura de la caída y la resistencia al viento, deben ser los mismos.
Es importante recordar que no todos los experimentos sacan conclusiones concretas. A veces, el resultado de un experimento inspira al científico a crear otra hipótesis, y eso requiere aún más experimentación.