Hay dos métodos comunes para crear un objeto capaz de volar. El primero involucra una nave que tiene una densidad más ligera que el aire. Esto permite que el objeto flote en la atmósfera. La segunda forma de vuelo se centra en el uso del empuje para impulsar un objeto a través del aire.
El globo común es el ejemplo más simple de un objeto más ligero que el aire. Un globo lleno de un gas de baja densidad, como el helio o el hidrógeno, flota o sube. La altitud del globo se puede controlar sumando o restando peso.
El segundo método mencionado es el utilizado por aves, insectos, aviones, cohetes y helicópteros. Hay una variedad de formas para que un objeto volador produzca empuje. Los animales crean empuje al batir sus alas para causar sustentación. Este proceso se puede duplicar mecánicamente, pero la mayoría de los objetos voladores se basan en hélices motorizadas o motores a reacción.
Un dispositivo volador casero utiliza cualquiera o una combinación de estos métodos. La forma elegida depende de los deseos del inventor. Un pequeño motor eléctrico emparejado con una batería puede alimentar varios estilos diferentes de embarcaciones. También hay numerosos motores de cohetes pequeños disponibles en los puntos de venta. El control se puede mantener por contacto de radio o por un cable guía.