Dos ejemplos de personas famosas con integridad son Mahatma Gandhi y Abraham Lincoln. La integridad requiere que una persona solo realice acciones que concuerden con sus valores internos. Las personas cuyas palabras y acciones no reflejan sus valores internos no poseen integridad.
Una anécdota sobre la integridad de Gandhi involucra a una madre que llevó a su hijo a conocer al gran hombre. Ella le pidió a Gandhi que le dijera al niño que nunca comiera azúcar debido a sus efectos en su salud y dientes. Gandhi se negó, en lugar de pedirle a la madre que trajera al niño nuevamente 30 días después. Cuando regresó, Gandhi hizo lo que deseaba, diciéndole al niño que se mantuviera alejado del azúcar. La madre se preguntó por qué Gandhi no lo había hecho en la primera visita, y Gandhi respondió que él todavía estaba comiendo azúcar en su primera visita y no se sentía cómodo al decirle a los demás que se abstuvieran de algo que disfrutaba.
El presidente Lincoln es alabado por su integridad, particularmente en relación con su gestión de la Guerra Civil. Todas sus decisiones surgieron de su creencia de que era vital mantener la forma de gobierno estadounidense, tal como se expresa a través de la Unión. Su negativa a tratar con personas deshonestas fue solo una extensión de esa integridad natural.