El desempleo es un problema porque puede generar pérdidas de ingresos, aumentos en los gastos y problemas sociales que afectan negativamente a los individuos y a la sociedad en general. Los costos generados por el desempleo se consideran pérdidas muertas, ya que no generan ganancias ni beneficios.
A nivel individual, el desempleo tiene efectos tanto inmediatos como a largo plazo. En el corto plazo, una persona desempleada enfrenta un nivel de vida disminuido debido a una reducción o eliminación de ingresos. A largo plazo, las personas también pueden perder habilidades profesionales y sufrir efectos negativos tanto para la salud mental como física.
El desempleo prolongado también puede causar un aumento en las tendencias proteccionistas y antiinmigrantes en la sociedad. Un cambio hacia tendencias proteccionistas puede resultar en una economía dañada o obstaculizada. También se ha observado que las altas tasas de desempleo se correlacionan con un aumento en las tasas de criminalidad y una disminución del voluntariado. Las personas que han estado desempleadas por largos períodos de tiempo pueden optar por participar en actividades delictivas para satisfacer sus necesidades financieras o combatir el aburrimiento.
El desempleo generalmente genera un costo financiero para el país, ya que los gobiernos se ven obligados a distribuir mayores cantidades de beneficios de desempleo o asistencia alimentaria. Si bien los gastos del país aumentan, sus ingresos también disminuyen, ya que ya no pueden cobrar el mismo nivel de impuesto sobre la renta, debido a que menos de la población está empleada.