La sangre que llega a los pulmones viaja a través de una red de pequeños vasos sanguíneos, donde el oxígeno ingresa a la sangre y el dióxido de carbono sale de la sangre, según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre. Esta sangre rica en oxígeno se transporta a través de las venas pulmonares y de regreso al corazón, donde se bombea al resto del cuerpo.
El intercambio de aire en los pulmones es importante para el funcionamiento general del cuerpo. El oxígeno que entra en la sangre en los pulmones se obtiene a través del aire que se inhala o inhala. El Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre explica que el aire inhalado viaja por la tráquea, a través de los bronquios y en pequeños sacos de aire llamados alvéolos. Pequeños vasos sanguíneos llamados capilares rodean los alvéolos. El oxígeno pasa a través de las paredes delgadas de los alvéolos y en la sangre en los capilares. Una proteína en los glóbulos rojos llamada hemoglobina ayuda a transportar el oxígeno. Al mismo tiempo, el dióxido de carbono pasa de la sangre a los alvéolos. Cuando se expulsa o exhala aire, el aire contenido en los alvéolos, que es rico en dióxido de carbono, se expulsa de los pulmones y sale del cuerpo por la nariz y la boca.