Las mutaciones afectan a los organismos de dos maneras diferentes. Las mutaciones genéticas son cambios en el ADN heredado que pueden transmitirse a la siguiente generación. Las mutaciones somáticas son cambios en el ADN que se adquieren después del nacimiento. Las mutaciones pueden ser útiles, dañinas o no hacer ninguna diferencia.
Las mutaciones genéticas son responsables de la evolución. Ocurren en células reproductivas (óvulos y espermatozoides) y también se llaman mutaciones de la línea germinal. Estos cambios afectan a cada célula del cuerpo y duran toda la vida.
Algunas mutaciones son beneficiosas, como cuando una mutación le da a la polilla un color que se mezcla mejor con su entorno y le permite evitar las aves depredadoras. A veces, una mutación es inofensiva, como fue el caso de los gatos de Ernest Hemingway que nacieron con dedos adicionales. Sin embargo, las mutaciones pueden causar trastornos graves como la hemofilia, la parálisis cerebral, la enfermedad de Huntington y muchas otras.
Las mutaciones somáticas se adquieren después del nacimiento en células no reproductivas. Estos cambios ocurren solo en ciertas células del cuerpo y pueden ser causados por el uso del tabaco, la radiación ultravioleta, los virus, los químicos y la edad. Las mutaciones adquiridas son la causa más común de cáncer.
Los seres humanos experimentan muchas mutaciones somáticas a lo largo de una vida, y el cuerpo humano normalmente es capaz de corregir la mayoría de estos cambios. Es por esto que solo hay una pequeña posibilidad de que una mutación cause cáncer. Normalmente se necesitan muchas mutaciones a lo largo de la vida para causar cáncer. Esta es la razón por la cual las personas mayores son el grupo con más probabilidades de desarrollar cáncer, ya que han tenido más posibilidades de que se desarrollen mutaciones.